Raquel Serrano Madrid
Madrid
Actualizado
Un equipo de investigadores ha analizado datos de más de 650.000 residentes en Suecia y ha llegado a la conclusión de que la predisposición genética de los compañeros -especialmente en la escuela secundaria- influye en el propio riesgo de desarrollar ansiedad, depresión mayor o trastorno por abuso de sustancias en el futuro.
Según los autores, que publican los resultados en American Journal of Psychiatry, esta relación aparece "incluso después de controlar estadísticamente si los compañeros estaban afectados o no".
Para saber más
- Redacción: EL MUNDO Madrid
- Redacción: QUIQUE SESÉ Madrid
Concretamente, en el artículo se concluye que la composición genética de los pares de los adolescentes tiene consecuencias de largo alcance en los riesgos de trastorno por consumo de drogas, trastorno por consumo de alcohol, depresión mayor y trastorno de ansiedad.
"Las personas con alto riesgo genético son más sensibles a los efectos genéticos sociales. Las hipótesis alternativas, como la estratificación sociodemográfica, la exposición a pares afectados y las predisposiciones genéticas para el logro educativo, no explicaron el riesgo asociado con los efectos genéticos sociales de los pares en el consumo de sustancias y los trastornos psiquiátricos", señala Henrik Ohlsson, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, Estados Unidos, así como del Centro de Investigación en Atención Primaria de Salud, Universidad de Lund, en Malmö, Suecia.
Puntuaciones de riesgo genético
Los resultados se basaron en los datos de los registros de trastornos por consumo de drogas y/o de alcohol, depresión mayor y trastorno de ansiedad entre los 17 y los 30 años de edad de registros médicos, criminales y farmacéuticos. Los autores registraron los efectos genéticos sociales de los pares con las puntuaciones de riesgo genético familiar (FGRS) de los pares para los mismos trastornos, que son medidas personalizadas de riesgo genético inferidas a partir de diagnósticos en familiares de primero a quinto grado.
En todos los trastornos, las puntuaciones de riesgo genético familiar de pares predijeron mayores riesgos de registro del probando (rango de cociente de riesgo, 1,01-1,59), con efectos más fuertes para el trastorno por consumo de drogas y el consumo de alcohol que para la depresión mayor y el trastorno de ansiedad.
Los efectos genéticos sociales de los pares fueron más fuertes para los compañeros de clase de la escuela que para los pares geográficamente próximos, y para los pares de la escuela secundaria superior (edades comprendidas entre los 16 y los 19 años) frente a los pares de la escuela secundaria inferior entre los 7 y 16 años).
Los efectos genéticos sociales de los pares siguieron siendo significativos después del control estadístico para los factores de confusión sociodemográficos, si los pares estaban afectados y la riesgo genético familiar de los pares para el logro educativo. Los efectos genéticos sociales de los pares fueron más pronunciados para los probandos con mayor riesgo genético, señala Jessica E. Salvatore, del citado equipo investigador.
Según Alberto Ortiz Lobo, psiquiatra del Hospital de Día Carlos III-Hospital Universitario La Paz, en Madrid, los trastornos mentales son la expresión de la compleja interacción, en un contexto sociocultural determinado, de acontecimientos vitales, experiencias relacionales con las figuras de apego, factores biográficos, biológicos y de índole psicológica.
"La definición de los diagnósticos son fruto del consenso de un grupo de profesionales académicos y no disponemos de análisis objetivos, pruebas de laboratorio, ni de neuroimagen que identifiquen a lo que llamamos trastorno mental, sea cual sea -y sí que las hay para los trastornos neurológicos-. Tampoco hay marcadores genéticos que permitan su diagnóstico", señala a SMC.
Predisposición individual sin materializarse
A su juicio, investigar la influencia de los factores biológicos en la aparición de los trastornos mentales "puede tener interés, aunque a pesar de las inversiones millonarias y los ingentes esfuerzos científicos no se han encontrado marcadores biológicos de ningún trastorno mental y la posible predisposición genética individual sigue sin materializarse en ningún hallazgo relevante. Esto supone que los presumibles efectos sociales de la carga genética estimada que indaga el artículo son aún más borrosos y, en cualquier caso, no tienen ninguna trascendencia en la práctica clínica".